miércoles, 29 de agosto de 2012

El País de los Apátridas

La idea de un Estado Mestizo contrario a un Estado Indígena constituye un elemento central de la ideología masista del Estado. Según ésta concepción un Estado se considera mestizo en la medida en que conserva la visión política y la perspectiva histórica (en lo económico, cultural, administrativo, etc.) del mestizaje. El Estado Mestizo seria una entidad propia de la fase republicana en la que el Estado liberal fue administrado por élites blancoides de naturaleza burguesa y particularmente pequeña burguesía encarnada en la clase media. El Estado Indígena vendría a ser su antípoda en todos los sentidos en tanto sus contenidos de clase están dados por la cultura originaria nacional y el ejercicio estatal estarían ahora a cargo de aquellos que estuvieron hasta el advenimiento de Evo Morales, excluidos y marginados del Poder. Este es el substrato ideológico que configura el diseño de la misteriosa boleta que, finalmente, se hizo pública.  El misterio mal disimulado por una serie de seminarios y talleres “informativos” oculta empero una misión política; dotar al proyecto estatal del MAS una estructura ideológica selectiva en la que sus contenidos -que finalmente serán los del estado- logren eliminar aquellos segmentos, unos étnicamente definidos, y otros políticamente catalogados, que interfieran la naturaleza racial del proyecto aymara-centrista.

Esto que parece una elucubración política tiene resultados prácticos y de largo alcance. Todo el andamiaje censal pasa por organizar –si cabe el término- una sociedad pluricultural aymara-campesino-originaria, y para hacerlo es menester deshacerse de categorías étnicas o raciales que contaminen la virginal imagen de estos nuevos colonialismos internos.

El objetivo es rediseñar la sociedad civil de tal manera que los mestizos afincados en las clases medias -a quienes se les acusa de haber mal gobernado Bolivia durante todo el periodo republicano- queden lo suficientemente lejos de cualquier posibilidad de reorganizarse como fuerza política y perezcan en el letargo del olvido histórico. Esta segregación se ejecuta bajo el sutil engaño de la famosa pregunta censal sobre la auto-pertenencia étnica. En ella el mecanismo de la eliminación social y política del mestizaje pasa por el absurdo de mezclar categorías étnicas con criterios geopolíticos, de manera que, o estas condenado a renunciar a tu identidad mestiza declarándote aymara, quechua, guaraní, mojeño, trinitario etc. o apelar a la categoría “boliviano” como si las diferentes etnias no lo fueran. La astucia en obligarme a optar por una categoría no étnica (boliviano es una categoría geopolítica) en una nación que se constituye sobre la existencia y reconocimiento de 36 etnias no es un error demográfico, es un genocidio político y civil. El Estado Aymara se erige sobre la segregación del mestizaje y su eliminación literal de cualquier estructura que denote su existencia, por ello, el parlamento plurinacional se constituirá de las representaciones de todas las nacionalidades étnicas, cada una tendrá su o sus representantes excepto una, la mestiza, es decir, quien se declare “boliviano” está condenado a existir en condición de apátrida, entidad jurídica definida por la real academia de la lengua española como toda persona que “carece de nacionalidad”

Los representantes gubernamentales incluido el cura Albó, (a quien se debe la estratagema) han inventado tal cantidad de absurdos que finalmente lo único que se puso en evidencia fue su oscuro objetivo político. Unos evaden el tema declarándolo “intrascendente”, no falto quien dijo que los mestizos no se incluyen “porque no tiene territorio”. El vicepresidente sostiene que su eliminación se debe a que el término mestizo es de naturaleza racista, en fin, al final con esta maniobra el gobierno masista tendrá el Estado que busca, prefabricado de espaldas a la modernidad, y los mestizos el gobierno que nunca merecimos, empero, resistir siempre es posible.