lunes, 15 de septiembre de 2014

El Proyecto Estatal del MAS y las Elecciones de Octubre


Los periodos electorales suelen estar llenos de acontecimientos y anécdotas que por lo general encubren los factores que cada uno de ellos conlleva, lo cierto es que hay elecciones que constituyen puntos de inflexión en el desarrollo político de la sociedad, y el actual proceso es uno de ellos.

Subyace a esta aseveración una hipótesis que considero relevante a fin de comprender más allá de los discursos lo que en realidad se juega. La  hipótesis sostiene que el proceso iniciado con el advenimiento del MAS alcanzó, en casi nueve años de gobierno, el punto de inflexión entre el cierre del ciclo Nacionalista Revolucionario iniciado en abril de 1952, y la construcción de un modelo estatal diferente genéricamente denominado Estado Plurinacional.

El Estado del 52 fue una construcción posible gracias a una alianza de clases en que los sujetos históricos de primera línea provenían de la incipiente clase media, el proletariado, entendido en los términos propios del marxismo clásico, no era más que un apéndice de la dinámica social y política a quienes la “pequeña burguesía” arrebató el timón de la historia. Los campesinos para entonces se constituyeron en milicias armadas incondicionalmente fieles al Movimiento Nacionalista Revolucionario, empero, los límites de su poder quedaron claros de principio a fin; eran el brazo armado de la revolucionaria clase media que logró poner el país a la altura del siglo XX. La protoburguesia minera fue temporalmente desterrada del país con la nacionalización de minas.

El MNR de aquellos tiempos compartía con otros gobiernos de la época un discurso radicalmente antiimperialista, desplegó una amplia política de nacionalizaciones en defensa de los recursos naturales, declaró la guerra a las transnacionales y reivindico los derechos indígenas a través del reconocimiento de su ciudadanía; abolió el pongueaje y estremeció a los grandes patrones latifundistas con la Reforma Agraria.

Si uno compara las narrativas que dieron origen al Estado Nacionalista Revolucionario del 52, (particularmente en el primer gobierno de Paz Estenssoro) y las actuales, las similitudes son tan notorias que su proximidad ideológica es casi obvia, excepto que, -por decirlo de alguna manera- el Estado de Evo Morales no es el Estado de Víctor Paz, la diferencia estriba en que los sujetos históricos en cada uno de los casos no son los mismos. Durante todo el ciclo nacionalista y aún en su fase neoliberal, fueron las clases medias primero y la burguesía nacional desarrollada principalmente en el sector agroindustrial las que gestionaron el proceso histórico; en el Modelo estatal que se juega el todo por el todo en estas elecciones, son las entidades étnicas las que se instalan en el epicentro del proceso de construcción estatal, el conjunto de las clases sociales –pequeña burguesía, burguesía, lumpen, campesinos pobres etc.-  actúan en calidad de eventuales aliados, pero ya no son el dispositivo que organiza el curso de la historia, de manera que, aunque hicieran lo mismo que hizo aquel épico MNR del 52, el destino de la sociedad y su significación práctica, teórica, ideológica y simbólica es diferente; el sujeto histórico del proyecto masista está cifrado en el horizonte de un etnocentrismo aimara-andino más allá de las clases sociales. El éxito del MAS-IPSP es en gran medida el producto certero de un proyecto fallido  que pretendía construir una sociedad de indígenas y mestizos al margen de los primeros y en beneficio de los segundos, Evo Morales remedió la falla y al hacerlo, (en estricto cumplimiento de la dialéctica Hegeliana), despertó sus propios demonios; muy pronto los nuevos sujetos del Estado Plurinacional no serán más que una renovada burguesía nativa tan voraz como las anteriores, y para entonces, tendremos la impresión de que  - como decía Nietzsche -  todos  hacen lo mismo, pero de otra manera.