viernes, 4 de abril de 2014

El Fin de un ciclo y la caída de Maduro

El curso que van tomando los acontecimientos en Venezuela deja ver con cierta claridad que el punto de resolución de la crisis comporta la salida de Maduro, y el inicio de un proceso de transición previsto ya por la mayoría de los analistas regionales. Las multitudinarias marchas que acompañaron a Leopoldo López y la escamoteada victoria de Capriles en las pasadas elecciones son un claro indicador de que las posibilidades de un chavismo sin Chávez son escasas.

Para algunos analistas la situación podría ingresar en un impase de largo alcance sustentado en el desgaste de las fuerzas de oposición, sin embargo, la historia de nuestras sociedades ha mostrado que este tipo de procesos contienen una fuerte dosis entrópica y que, una vez alcanzo un grado de certeza y un nivel consistente de participación ciudadana, el punto de no-retorno es inevitable. Las “Primaveras” modernas -como la de Egipto y otros países del medio Oriente- se sujetan a parámetros sociológicamente definidos y recurrentes; son emergencias juveniles, demandan libertad y respeto a los derechos y se posicionan en el concierto de una economía global capitalista sin abandonar los valores de equidad e identidad tan necesarios en nuestras sociedades, declaran así, la precariedad de los conceptos de “derecha” e “izquierda”, son ante todo, emergencias de la sociedad civil.

Es posible que la salida de Maduro tome aún un tiempo, pero el cierre de un ciclo que hasta no hace mucho se interpretaba como “modelo” alternativo, inevitable y de largo aliento ha colapsado. El socialismo Siglo XXI se difumina en una retórica cuyo efecto es aniquilado por el peso de una realidad abrumadora, en el caso Venezolano esta realidad se tradujo en inseguridad ciudadana, criminalidad, inflación, escasez y las ya conocidas violaciones a los derechos civiles, políticos y humanos que hacen parte de los enconos subjetivos de la revuelta juvenil.

Una vez más, el populismo latinoamericano ha fracasado, lo que queda por delante es una secuela de desequilibrios geopolíticos que arrastrarán a países latinoamericanos. En el debe y el haber habrá que hilar muy fino para alcanzar un balance que sea históricamente equilibrado y políticamente correcto.