miércoles, 17 de abril de 2013

El Unicornio Azul

Hace unos treinta años la poética canción “El Unicornio Azul” se entonaba como un himno clandestino junto a las piezas de Mercedes Sosa o Cafrune cuya voz de tenor de villorio denunciaba la cruda realidad de nuestros pueblos. Lo mataron. El y muchos otros (Benjo Cruz por ejemplo) se habían convertido en los trovadores de unos pueblos que se debatían en épicas batallas por la libertad y el “Hombre Nuevo”. Para entonces, estas figuras encarnaban la liberación nacional, y el socialismo era la fórmula que despejaba la ecuación en toda sus múltiples expresiones; con él no habría hambre, no habría discriminación, no habrían perseguidos políticos ni exilados, ni desaparecidos, la vida se parecía a una estadía nupcial en el paraíso. Muertos y mártires de por medio, en una década las dictaduras cayeron una a una, empero, la democracia recuperada con tanto dolor y sangre venía con otros ritmos y los viejos y agrestes trovadores se incorporaron a la larga lista de “los clásicos”. La democracia traía consigo desafíos que no se habían pensado y  la prosa del Unicornio Azul no engranaba con la vorágine de la reconstrucción democrática, todo pasaba bajo el espectro  de la globalización salvaje, los derechos humanos, la libertad de expresión, la emergencia de la diversidad y la sombra de los conceptos nómadas que la propia democracia engendraba y paría día a día, todo cambiaba con velocidades abismales, excepto Cuba, único país latinoamericano donde “triunfó” el socialismo, allí se seguía entonando El Unicornio como en los viejos tiempos, se podría decir que la caída del Muro de Berlín que puso fin al socialismo real paso desapercibida, Cuba quedo sin la plata de los rusos, con el bloque de los gringos y la familia Castro en el Poder. El reino de la rumba se transformó en el infierno de la realidad y Cuba terminó paralizada en el tiempo, peor aún, el “Hombre Nuevo” no llegó jamás, en su remplazo estaba el preso político, el disidente, el “gusano” para utilizar la nomenclatura de Fidel.
Para la exportación –sin embargo- tenían algunos insumos de rendimiento decreciente, Silvio Rodríguez por ejemplo. Da conciertos gratis en todos los lugares en que potencialmente podrían haber recursos explotables, puestos de trabajo bien pagados que “aportan a la Revolución”, (encontramos miles en Bolivia todos con mandil clínico, y decenas de miles en Venezuela). Sin duda la belleza musical del Unicornio Azul o de cualquier pieza musical y poética de esa talla son una maravillosa creación del intelecto humano, pero esta belleza se corrompe cuando se la instrumentaliza a favor de las doctrinas vencidas por la historia. Podríamos decir en consecuencia que en los próximos días tendremos Silvio, lo que no tendremos será honestidad intelectual.