viernes, 29 de marzo de 2013

El Discurso Vicepresidencial

El discurso del Vicepresidente Álvaro García Linera en el acto de conmemoración de los 18 años del IPSP realizado estratégicamente en la ciudad de Santa Cruz, revela la naturaleza de los preceptos ideológicos de ese movimiento político, que, inscrito en las formas más clásicas del populismo latinoamericano. Devastar al adversario con una verborrea que linda en la paranoia fue siempre un recurso extensivamente aprovechado por los movimientos populistas y en general por todos los regímenes de claras tendencias totalitarias. La identificación del “otro” como una encarnación del demonio, y la devaluación de todos sus atributos éticos y morales son características inherentes a este tipo de discurso. Por regla general ante la imposibilidad de articular un mensaje claro, apelan a los sentimientos y las frustraciones de la sociedad. La rememoración de hechos descontextualizados, la exaltación del “pueblo” como una categoría imprecisa (de la que participan los que coyunturalmente son presa fácil de la demagogia populista) y la apelación a frases radicales, estuvieron presentes en el pasado en los fogosos discursos de Mussolini, Hitler y otros dictadores que la historia se encargó de juzgar, empero, en la misma proporción en que esos mensajes muestran una agresividad constante, también dan cuanta de los profundos temores que los engendran.
El discurso de García Linera se hizo más directo y radical en el acto realizado en Santa Cruz porque es el departamento que más temores les produce. Aun considerando el vertiginoso crecimiento del MAS es esta ciudad, está fuera de duda que el modelo etnocéntrico del actual gobierno difícilmente podría cuajar en el pueblo cruceño en el corto plazo, de hecho, el único interpelador que logró poner el jaque el Estado aymara de Evo Morales, fue el protagonizado por los indígenas de Tierras Bajas. La derrota política del TIPNIS fue el más duro golpe al régimen.
 Un mínimo esfuerzo por depurar la semántica de la fogosa alocución vicepresidencial eliminando todos los adjetivos y redundancias, podría arrojar un solo mensaje: Si aquí no ganamos, se jodió el proyecto. En eso García tiene razón. Si la sociedad civil se atrinchera en los bastiones democráticos cruceños, el estado Aymara será un proyecto fallido, y eso, sin duda, lo sabe el vicepresidente. Ojala lo entendiera mejor la oposición.