miércoles, 6 de febrero de 2013

El Censo y el Proceso de Cambio

Los que estamos habituados al manejo de información numérica y el procesamiento de datos, sabemos que el manejo estadístico de la información, es decir, frecuencias, tablas de contingencia que cruzan dos o más variables, calculo de medias, distribución de los datos etc. se hacen únicamente cuando 1) se ha procesado la información completa y depurada y  2) cuando se cuenta con una matriz que permite generar estos datos.
En la antigüedad esto se hacía a mano. Los datos se procesaban a través un conteo boleta por boleta, pregunta por pregunta. El proceso era exactamente igual al conteo de votos en las elecciones. Por lo general los tabuladores cometían muchísimos errores de manera que los cuadros nunca cuadraban. Las estadísticas estaban plagadas de errores hasta que de pronto apareció una maravilla: la computadora. Se acabaron los “palotes”, las pesadillas cuando los resultados no cuadraban (había que revisar los resultados cuestionario por cuestionario nuevamente) etc. El trabajo se redujo por lo menos en un 90% y la posibilidad de error era prácticamente nula. Los resultados eran además altamente confiables.
 El “Proceso de Cambio” en este sentido parece haber retrocedido al menos 25 años. Esta conclusión se deriva de las declaraciones del director interino del INE, Ing. Soria Galvarro, quien aseguro hace poco que “El conteo manual se hizo especialmente para brindar información preliminar con el más alto grado de seguridad.(sic)”. Resulta que “el grado de seguridad“ está en duda por la técnica manual utilizada. Esta mas que probado que los humanos cometemos más errores que las computadoras, de hecho, estas, no se equivocan. Frente a semejantes aseveraciones solo caben tres hipótesis, a) el Director no tiene idea de lo que es un procesamiento manual de datos, b) Nos está mintiendo o, finalmente, c) requiere tiempo para manipular la información con objetivos oscuros. Tiendo a creer que es más probable la tercera por sus implicaciones políticas, económicas y sociales, lo que hiere la dignidad de los ciudadanos al asumir por axioma que todos sufrimos de retardo mental crónico frente a la genialidad de los operados del Estado.