Mirando el Futuro
La mayor parte de los jóvenes que hoy bordean los
40 años de edad experimentaron dos momentos de la vida política nacional: la
democracia de 1982 al 2006 en que el MAS toma el poder, y de ahí en adelante un
progresivo deterioro de todas las formas e instituciones que hacen a un Estado
de Derecho. La democracia hizo crisis con la crisis de los partidos y el MAS le
dio el tiro de gracia, pulverizó el sistema político republicano, le cambió el
nombre al país y pretende reescribir la historia.
Cuando los efectos de la salida de Evo Morales se
empezaron a sentir, la ciudadanía daba por sentado que la oposición se uniría y
que unida evitaría el retorno del partido que había diezmado la institucionalidad
democrática, corrompido los Poderes del Estado y dilapidado el mayor contingente
de recursos en toda la historia del país, pero no sucedió así, no se unieron,
no nos representaron, no escucharon al ciudadano de a pie y finalmente tenemos
lo que tenemos. Si vemos las cosas sin pasiones de por medio no podríamos
asegurar que no pusieron de su parte, probablemente lo hicieron, pero cientos
de factores de orden institucional, personal, grupal, intereses corporativos,
empresariales, ideológicos, religiosos, etc. se cruzaron en el camino. Lo único
que faltó, es leer el país desde otra perspectiva, comprenderlo a partir no de
los grandes discursos, sino, hacer política a partir del ciudadano de a pie. Ahora
ya no sirve llorar sobre leche derramada, lo apropiado es esforzarnos en
comprender este país desde nuevos paradigmas.
Particularmente pienso que el Estado está en
crisis. No tenemos un estado plurinacional fallido, tenemos una Crisis de
Estado, esto en cristiano significa que el Estado y el gobierno con todos sus
aparatos de poder (ministerios, policía, FF.AA. Poder judicial, Poder
legislativo, Poder ejecutivo etc.) ya no responden a las demandas de la
sociedad, ya no la leen ni la entienden. Unos se refugian en los mitos, lo
ancestral, la tradición, las culturas con derecho de exclusividad, esos son los
que pasaron de progresistas a simples conservadores. Otros no encuentran nada
que pudiera, creativa e imaginativamente, sustituir la democracia reconstruida
a finales del siglo pasado, hace casi un cuarto de siglo atrás. Leen el país
como lo leía la UDP, Hernán Siles Zuazo o Jaime Paz Zamora.
En ambos bandos las ideologías políticas que les daban
vida ya perecieron. El mundo entero experimentó desde la caída del socialismo
real el fin de las ideologías. Esto no lo pueden comprender, como no pueden
comprender que en la actualidad “se realizan en todo el mundo: 1.024 llamadas por Skype, 3.935 Tweets, 33.333 búsquedas de Google,
52.083 Me Gusta en Facebook y
1.666.666 correos electrónicos” por
segundo. En el mismo lapso, se suben 463 fotos a Instagram y
11.574 archivos a Dropbox, y se miran 46.333 videos en YouTube, o
sea, 166 millones 798 mil 800 videos por hora.(infobae.com). No hay forma de
que un joven actual se parezca cognitiva, política y culturalmente a uno de
hace apenas 30 años atrás. Los tiempos han cambiado como nunca en la historia
de la humanidad.
Los conservadores
creen que estos inmensos saltos tecnológicos son atentados al mundo de las
virginales divinidades que rigen el universo, los demócratas del siglo pasado
creen que son nuevos dispositivos que facilitan o complican la vida; ninguno ha
comprendido que son los signos de un nuevo tiempo. Son los íconos epocales de
la postmodernidad.
El problema para
nuestros políticos es que no terminan de comprender que vivimos una época
diferente, que el MAS con Evo Morales cerro un ciclo y que estamos en otro, el
del ciudadano; el de las identidades diversas.
Somos testigos de un proceso de transición en que se enfrentan las fuerzas
más conservadoras y retrógradas y las nuevas fuerzas ciudadanas, sin partido,
sin ideología, sin mandos verticales, sin caudillos, fuertes solo y
exclusivamente por el poder de su ciudadanía. Vivimos un momento histórico en
que el futuro se disputa entre dos versiones: la democracia ciudadana (que no
es lo mismo que la democracia liberal) y la dictadura caudillista y etnitizada
aferrada al pasado y sus caudillos nativos. Esto es, creo yo, lo primero que
deben comprender y asimilar las nuevas fuerzas políticas, porque de lo contrario
se moverán en el pasado y perderemos el futuro.
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