domingo, 20 de noviembre de 2022

 Mirando el Futuro

La mayor parte de los jóvenes que hoy bordean los 40 años de edad experimentaron dos momentos de la vida política nacional: la democracia de 1982 al 2006 en que el MAS toma el poder, y de ahí en adelante un progresivo deterioro de todas las formas e instituciones que hacen a un Estado de Derecho. La democracia hizo crisis con la crisis de los partidos y el MAS le dio el tiro de gracia, pulverizó el sistema político republicano, le cambió el nombre al país y pretende reescribir la historia.

Cuando los efectos de la salida de Evo Morales se empezaron a sentir, la ciudadanía daba por sentado que la oposición se uniría y que unida evitaría el retorno del partido que había diezmado la institucionalidad democrática, corrompido los Poderes del Estado y dilapidado el mayor contingente de recursos en toda la historia del país, pero no sucedió así, no se unieron, no nos representaron, no escucharon al ciudadano de a pie y finalmente tenemos lo que tenemos. Si vemos las cosas sin pasiones de por medio no podríamos asegurar que no pusieron de su parte, probablemente lo hicieron, pero cientos de factores de orden institucional, personal, grupal, intereses corporativos, empresariales, ideológicos, religiosos, etc. se cruzaron en el camino. Lo único que faltó, es leer el país desde otra perspectiva, comprenderlo a partir no de los grandes discursos, sino, hacer política a partir del ciudadano de a pie. Ahora ya no sirve llorar sobre leche derramada, lo apropiado es esforzarnos en comprender este país desde nuevos paradigmas.

Particularmente pienso que el Estado está en crisis. No tenemos un estado plurinacional fallido, tenemos una Crisis de Estado, esto en cristiano significa que el Estado y el gobierno con todos sus aparatos de poder (ministerios, policía, FF.AA. Poder judicial, Poder legislativo, Poder ejecutivo etc.) ya no responden a las demandas de la sociedad, ya no la leen ni la entienden. Unos se refugian en los mitos, lo ancestral, la tradición, las culturas con derecho de exclusividad, esos son los que pasaron de progresistas a simples conservadores. Otros no encuentran nada que pudiera, creativa e imaginativamente, sustituir la democracia reconstruida a finales del siglo pasado, hace casi un cuarto de siglo atrás. Leen el país como lo leía la UDP, Hernán Siles Zuazo o Jaime Paz Zamora.

En ambos bandos las ideologías políticas que les daban vida ya perecieron. El mundo entero experimentó desde la caída del socialismo real el fin de las ideologías. Esto no lo pueden comprender, como no pueden comprender que en la actualidad se realizan en todo el mundo: 1.024 llamadas por Skype, 3.935 Tweets, 33.333 búsquedas de Google, 52.083 Me Gusta en Facebook y 1.666.666 correos electrónicos” por segundo. En el mismo lapso, se suben 463 fotos a Instagram y 11.574 archivos a Dropbox, y se miran 46.333 videos en YouTube, o sea, 166 millones 798 mil 800 videos por hora.(infobae.com). No hay forma de que un joven actual se parezca cognitiva, política y culturalmente a uno de hace apenas 30 años atrás. Los tiempos han cambiado como nunca en la historia de la humanidad.

 

Los conservadores creen que estos inmensos saltos tecnológicos son atentados al mundo de las virginales divinidades que rigen el universo, los demócratas del siglo pasado creen que son nuevos dispositivos que facilitan o complican la vida; ninguno ha comprendido que son los signos de un nuevo tiempo. Son los íconos epocales de la postmodernidad.

 

El problema para nuestros políticos es que no terminan de comprender que vivimos una época diferente, que el MAS con Evo Morales cerro un ciclo y que estamos en otro, el del ciudadano; el de las identidades diversas.

 

Somos testigos de un proceso de transición en que se enfrentan las fuerzas más conservadoras y retrógradas y las nuevas fuerzas ciudadanas, sin partido, sin ideología, sin mandos verticales, sin caudillos, fuertes solo y exclusivamente por el poder de su ciudadanía. Vivimos un momento histórico en que el futuro se disputa entre dos versiones: la democracia ciudadana (que no es lo mismo que la democracia liberal) y la dictadura caudillista y etnitizada aferrada al pasado y sus caudillos nativos. Esto es, creo yo, lo primero que deben comprender y asimilar las nuevas fuerzas políticas, porque de lo contrario se moverán en el pasado y perderemos el futuro.

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