Crisis de Estado y transición política
Cuando los nacionalistas se lanzaron a las calles en 1952 y le arrancaron
en una cruenta sublevación popular el gobierno a la oligarquía minero feudal en
manos de los varones del estaño, Bolivia abandonó los espejismos feudales en
que los potentados mineros y terratenientes la habían mantenido en beneficio
propio. La Revolución instaló el país en el siglo XX, la modernidad y el
capitalismo de avanzada.
Que tienen en común estos dos eventos que explican en gran parte la
historia contemporánea de Bolivia: Uno, que ambos son momentos de inflexión
histórica, ambos cambian irreversiblemente el destino de la nación. Dos, ambos
suponen una superación dialéctica, con sus sombras y sus luces lograron que la
historia nacional avanzara y que la sociedad boliviana cambiara para mejor.
Tres, su ascenso al poder devino tras un doloroso parto histórico, una
transición complicada, y en ambos casos sangrienta, y finalmente cuatro; ambos
fueron la resultante de la descomposición progresiva del Estado y de sus
preceptos ideológicos y prácticos.
Salvando las distancias propias de cada momento histórico, ambos procesos
expresaban el desgaste total de sus postulados, ambos hicieron lo que se habían
propuesto, cumplieron, unas veces bien otras mal, unas veces con éxito otras
fracasaron, pero hicieron lo que tenían que hacer y entraron en un agudo
proceso de descomposición política y social. Sus fundamentos ideológicos se
agotaron, sus protagonistas pasaron de un discurso progresista a uno
conservador, los actores se renovaron portando nuevas lecturas y propuestas
renovadas.
Eso es lo que vivimos en este momento, una descomposición acelerada del
modelo engendrado por el Nacionalismo Revolucionario que en su fase final
adoptó un cariz indigenista con el MAS y Evo Morales. Experimentamos una
transición del Estado del 52 a un Estado Ciudadano, del Poder Popular al Poder
ciudadano, de la vigencia de los actores populares a la emergencia de los
actores ciudadanos, de lo nacional-popular a lo democrático-ciudadano. No se
trata por tanto que el MAS hizo crisis simplemente porque la ambición de Poder
de su caudillo histórico no tiene límites, eso es cierto, pero es una
consecuencia del agotamiento del proyecto masista, que no es más que el final
del proyecto nacionalista revolucionario. La crisis del MAS expresa la crisis
del Estado iniciado en 1952.
Tampoco se trata de que los partidos de oposición son una juntucha de
incapaces, al contrario, son la expresión más clara de un momento de transición
en la que su rol es encontrar el curso definitivo que tomará la historia
después del Estado del 52, Habida cuenta de que son la expresión de los nuevos
sujetos en el concierto de la democracia boliviana; la ciudadanía
Lo que vivimos no es un mal momento en la política nacional., repleta de
malos momentos, es una crisis estatal que afectará todos los componentes y
dimensiones de la realidad política, económica, social y cultural de Bolivia.
Estamos en consecuencia, en un momento crucial en que la sociedad y los nuevos
actores pretenden instalar una nueva forma de Estado, una nueva lectura de la
realidad mejor incorporada en la modernidad, una nueva sociedad habilitada para
asumir los desafíos del siglo XXI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario